Friedrich Nietzsche

"El Hombre a solas consigo mismo sólo tiene una vía de escape: la del peregrino que siempre se aleja un poco más del desierto de la realidad." F. Nietzsche.

"El hombre es un abismo, da vértigo mirar en él." Wozzeck

viernes, 28 de octubre de 2011

Octubre: ¡Cómo engañan los sentidos!

Viene la realidad a tocarte la puerta. 
-Disfrazada de ensueño y más que en Halloween, viene a recordarte el pago de la renta.-

Nada es gratis en la vida y mucho menos en la otra. Pasa ya la medianoche y la lluvia sigue lavando cualquier deseo onírico con Morfeo y el derecho al sueño.
                       Era tan solo está fría atmósfera lunar que murmuraba y deseaba que el agua cesara. Pasabas con la mirada perdida y aquellos ojos negros ocultaban con dificultad lo oscuro de tu tristeza. Mientras tanto el reloj arrastraba los minutos, torturando los segundos y las horas eran dignamente imaginarias. Decidiste, sola, tomar un viaje al mundo imaginario que se te insinuaba, ¿harta ya de esta dimensión?. Rendirse no es una opción y se notaba como insultabas a la impertinencia con esa actitud. 


"Perdona.
 Yo tan solo quería una taza de té, 
un buen libro que leer con otra fantasía que robar
y desvanecer de tu realidad tiempo infiel. 
Octubre, ¿Por qué la nostalgia? 
Si noviembre viene con más lluvia,
 con más niebla 
y tú olvidas algo más que el paraguas." 

Y es que engañan los sentidos: se confunde el tacto, se nubla la mirada, se congela la garganta, se te tapan los oídos. No todo lo que brilla es oro. La verdad, tan relativa, es cosa de engaños y espejos rotos.

¿Escudo o Corona?
¿Se lo dejamos a la suerte?

Despierta ya, date la vuelta. Mira bien mis ojos, dime:
¿Que reflejan además de tu tristeza?
Maricruz  Montero
-photojazz-

sábado, 1 de octubre de 2011

El hombre es Diablo

Los desdichados son victimas de su propio inconsciente, atrapados, encantados bajo el embrujo del pesimismo.
Respiran perdidas por doquier, y esto, no es más que un reflejo asociativo del pensamiento.
Esclavos del capitalismo, maltratados por el salvajismo de la gran ciudad. Ideas foráneas los entierran vivos y contabilizan el dinero en lugar de los muertos.
Sus jadeos son sinónimo de riqueza, sus talones rajados representan su destreza ¿Y sus andrajos? pues claro, la miseria.
Los valores familiares  quedan  en el campo con José María, el "ñor" de los bananos.
El labriego sencillo es el héroe de mi patria, campesino armado, sacrificado por el otro que prefiere una Europa imperante.
El indígena, satanizado, muere en la espesura de la cordillera; Y en los litorales los negros luchan por su libertad.
Las llagas de Cristo las provocó el hombre al ponerlo en la cruz, cruz que hoy cargan los débiles para poder resucitar.

Valeria León

Porcelana

Y corre vídeo, cámara lenta de los adentros. Pasan despacio las imágenes, fotografías de vida que alguna vez fueron sentimiento. Evocando en ella los recuerdos de viejos lapsos del tiempo.

¿Dónde habrá quedado todo aquello? 

Y los ojos, cansados, van en busca de alguna esperanza, huyendo de la ilusión prismática que a primera vista engaña. De porcelana es el alma que espera con paciencia la llegada del tranvía, destino: tal vez  España, tal vez Finlandia, donde el eterno invierno descansa. Y todo pasa desde aquella ventana mientras se gastaban las paginas del libro de poesía. No se atreve a salir del encierro que corrompe el anhelo de libertad, ese que le desgarra los deseos.

 Siéntate cómoda, no hables, no escribas, no llores que todo pasa muy despacio, sin vergüenza tocan los segundos milenarios, se siente el bombeante corazón con ritmo lento y agotador. Sin pensar, tan solo sin pensar no quiere que la ahoguen las ideas... las secuelas de los juicios que en ella mueren. No quiere preguntar, pero lo obvio no siempre es fácil. Se seca la saliva en su garganta y sin ninguna escapatoria se rinde con un suspiro que se ahoga en las aguas más profundas y lejanas. 

¿Quién es ella para aspirar por tal oportunidad? 

Se estremecen las lineas férreas, a lo lejos se oye un grotesco sonido, las rocas vibran, huele a carbón quemado. Ella con paciencia se entrega a la espera del tranvía, su última esperanza está cerca.
Y sus ojos confiesan que tan solo buscaban un descanso.

Maricruz Montero
Photojazz