El correo. Una melodía ha llegado.
Regreso a casa; un charco,
la colilla de mi cigarro,
un sueño
…una lágrima.
Me acompaña un café cubano;
prefiero sus puros, el ron,
sus hermosas caderas,
una noche en La Habana.
Se ve simple, profunda,
llena de noche,
de atardecer, de ti.
Su viaje ha sido extenuante,
mil veces mil lo previsto.
¿¡Por qué no paró en Cuba!?,
calle “Concordia”,… ¿y tu nombre?
Mía la tarde y sus colores.
Mía la luna, la quimera.
Mía esta fragancia, esta piel, … esta risa.
Abro el sobre, huele a polvo.
Sus rincones permanecen quedos,
a la expectativa.
…¿Nos estaremos apolillando?
Intento hacerla sonar,
¿estará roto mi tocadiscos?,
en la rocola, lo mismo.
Ahora comprendo…
La quietud de la noche se apodera del instante.
El humo juega en al aire,
la noche es clara,
mi mente y la terraza también.
El búho parece escuchar.
Cierro mis ojos,
tomo tu mano y te sueño.
Todo es calma,
Todo es paz.
…la melodía se llama “silencio”...
Por
Javier Montero para Photojazz
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