¿Dónde habrá quedado todo aquello?
Y los ojos, cansados, van en busca de alguna esperanza, huyendo de la ilusión prismática que a primera vista engaña. De porcelana es el alma que espera con paciencia la llegada del tranvía, destino: tal vez España, tal vez Finlandia, donde el eterno invierno descansa. Y todo pasa desde aquella ventana mientras se gastaban las paginas del libro de poesía. No se atreve a salir del encierro que corrompe el anhelo de libertad, ese que le desgarra los deseos.
Siéntate cómoda, no hables, no escribas, no llores que todo pasa muy despacio, sin vergüenza tocan los segundos milenarios, se siente el bombeante corazón con ritmo lento y agotador. Sin pensar, tan solo sin pensar no quiere que la ahoguen las ideas... las secuelas de los juicios que en ella mueren. No quiere preguntar, pero lo obvio no siempre es fácil. Se seca la saliva en su garganta y sin ninguna escapatoria se rinde con un suspiro que se ahoga en las aguas más profundas y lejanas.
¿Quién es ella para aspirar por tal oportunidad?
Se estremecen las lineas férreas, a lo lejos se oye un grotesco sonido, las rocas vibran, huele a carbón quemado. Ella con paciencia se entrega a la espera del tranvía, su última esperanza está cerca.
Y sus ojos confiesan que tan solo buscaban un descanso.
Y sus ojos confiesan que tan solo buscaban un descanso.
Maricruz Montero
Photojazz
Pienso que siempre que nos aferremos a una esperanza, esta tiene que ser reable y factible. Besos.
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