Y te encuentro absorta una vez más mientras caminas a mi lado, en silencio mortal, no se escapan vibraciones que quieran ser palabras pero no hace falta la voz, tu mirada habla con ojos perdidos y una mente que maquina, que se persigna, que escapa del fracaso en el que ha caído. Un pozo sin fondo y sigues cayendo en un sinfín de tormentas que se unen en algún lugar que no pertenece a este universo, me extraña que las lágrimas no te hayan consumado en su humedad o que las ojeras no guindaran de tus petrificantes modos de pedir ayuda.
Pero el orgullo sobrepasa la altura de tus ojos, no te atreves a gritar ni a ser escuchada y huyes del auxilio que viene en camino, en momentos así hasta dudas del querer del cielo o tal vez tan solo sea un castigo. Soñando siempre con girasoles pero todo lo que alcanzas a ver es el blanco de la nieve que se te ofrece como una última salida tan tangible como las teclas del teclado que golpean a cada letra que comanda tu imaginación.
Era jueves y lo sabías bien, un jueves sin lluvia, sin emoción, un jueves callado, tímido al amanecer con un celaje que se entregaba a lo sagrado, a lo que no habita en esta tierra; sin engaños, sin nubes fantasmas ni vientos pasajeros, tan solo y tan completo y te encuentro absorta en él. Tan callados, tan perdidos en si mismos, tan imponentes los dos y así te quedaste absorta en el infinito huyendo del finito o cualquier otro limite que te imponga autoridad o que te haga volver al primer plano que hace tanto tiempo dejaste atrás.
Maricruz Montero
Muy bueno! Me gusta mucho.
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