“Te niego, te busco
Te odio y te quiero
Y tengo en el pecho un infierno por ti”
Blades, R
La causa de todos sus vicios era mujer libertina, insolente y desvergonzada. Traicionaba cada rincón leporino de su mente, y aún así, él todo su amor le brindaba.
Dejó de amarla como venganza simbólica, desposeído de ingenuidad le puso fin a sus temores.
El deseo era la extensión crónica de sus males que residían en kilo y medio de tejido.
Tejido devorado entre sexo y caricias.
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