Quiero el jardin de tu piel en mis manos.
La fragancia de tus madreselvas,
la frescura de tus labios de violeta
y el brillo de tus girasoles.
Déjame besar el ramillete más bello.
Sentir la tesura de sus pétalos,
que brotan henchidos
entre las columnas de tus piernas.
Seré tu jardinero eterno,
el que cultivará la dulzura de tus caricias
sembrando de pasión nuestros encuentros,
Para ser por siempre, el íntimo guardián de tus
secretos.
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