"Nosotros los Hombres"

"NOSOTROS LOS HOMBRES"

Memorias de un sociópata machista de la sociedad moderna.

  Seis de la mañana, ha salido el sol ya o en el caso de la excepción del mes me levanta la lluvia con el sonido inmortal que me obliga a abrir los ojos, apago el despertador, tomo una ducha, me visto, me peino y es entonces cuando pasa aquel momento glorioso en el que decido ponerme la máscara que me acompañará el resto del día.


  Soy fiel a lo que hago, apegado a mi vocación, vivo con un propósito o al menos eso creo. Soy mártir del sistema matriarcal, les doy el sustento a mis hijos con el sudor de mi frente, fui abandonado por mi esposa o la obligo a ser parte de un infierno cada día, soy víctima innata de la sociedad, confinado a cargar con una cruz inhumana, ese mono en la espalda que martilla a cada paso.

La ley nos desfavorece, pero nosotros somos la ley y lo escrito es pantalla de una falsa bandera blanca hacia ustedes las mujeres. Hemos sido acusados de ser todos iguales, pero por supuesto es una afirmación inválida, carente de argumento y tan inverosímil como cualquier historia de terror puesto que unos somos blancos otros morenos, unos somos altos otros bajos, algunos delgados y otros.... bueno, no tanto.

Creemos tener siempre la razón y esperamos salir con el orgullo intacto. Pude haber sido grande pero no quise, me enamoraron o engatusaron, me casé tuve hijos o tal vez todo fue culpa de mis padres. Estudié largos años, todavía recuerdo los exámenes de la facultad o aquellos especímenes femeninos que se encontraban en alguna que otra fiesta de la universidad.

Pude haber sido grande pero escogí no serlo. Tengo sed de control y poder, me creo dueño del universo pero no lo soy y a cambio la poseo a ella por las noches y si mi jefe me manda a callar de seguro en la cena habrá problemas.
 

    Soy egoísta y tal vez tacaño pero ahorrativo o buen administrador son las palabras que uso para vender el discurso. Creo que cada quien gana lo que merece y yo tan solo recojo el fruto de mi tan aclamado éxito. No derramo lágrimas, acumulo el ardor de cualquier sentir y después de uno que otro problema me verán estallar con ira y sin recordar lo que la palabra evolución significa hoy día para la humanidad.

Soy hombre de visión, podría cambiar el mundo si quisiera pero tengo mejores cosas que hacer o al menos eso le digo a mi conciencia para alimentar un poco más el hambre que tiene mi ego en crecimiento. También soy filósofo con ideas inherentes, el grado de ingeniero viene con sello de hombre, máster en incomunicación y doctor en violencia psicológica colectiva de la Universidad de la Buena Vida.

No soy muy guapo pero tengo la marca de macho, así les tengo que gustar. Hace muchos años mi madre y mi padre me educaron para ser el hombre que soy hoy y no me arrepiento de ni una sola cerveza. Cada día me vuelvo más ciego y la miopía que se esconde tras los lentes no es de gran ayuda o solución al problema. 

Pero siempre tendré ojos para el cabaret, a mi me gusta el de la avenida 2, calle 3, el de la esquina, donde Christina siempre estará para complacerme y sin decir una sola palabra. Si no estoy en el cabaret estaré en alguna parte de mi cabeza imaginando lo que hubiera sido de mi vida si Marta no se hubiera embarazado.


    El término de dios solo lo utilicé en su tiempo para chantajear a quien fue mi esposa, aunque a veces supongo que debe existir fuerza superior a la mía en este planeta pero sigo sin conocer a ese tal dios que mueve montañas y multiplica pan y pescados.

Aún así fue extraño que el chantaje no funcionara, igual ella se marchó con un extraño, argumentando que era mejor amante que yo, estaba dolida porque yo ya no la quería y con toda razón después de dos partos y cuarenta años de experiencia había perdido su encanto, su cintura y podría haber acumulado unos diez kilos extras.
Fui bueno, siempre estuve con ella a pesar de ser mala en la cama. Pero bueno es que así soy yo y estoy muy viejo como para cambiar, me impondré siempre con fulgor e intensidad se hace lo que quiero, como quiero y cuando quiero y no me vengas con llantos impertinentes de mujer en días de emoción.


    A mi hija la celo, la manipulo y la educo para que algún día llegue a encontrar a alguien tan perfecto como yo; aunque ciertamente dudo que haya clon de tal ejemplar. A mi hijo, lo ignoro la mayoría del tiempo, el aprenderá solo, a prueba y error como a mí me enseñaron, tiene que aprender a ser fuerte, a sostener el llanto con cada golpe vengativo de la vida y dejar de lado eso del arte y la belleza estética que es para homosexuales, si tiene suerte será tan exitoso como su padre.

Y por lo visto mi plan es perfecto aunque debería preocuparme un poco más por mi salud el doctor dice algo de hipertensión, problemas cardiacos y uno que otro resfriado, pero ellos no saben nada yo me siento como nuevo y aquí espero día con día mientras llego a viejo a pesar de que la huella ya la deje en el firmamento de mi inmensidad solo queda esperar mi retiro glorioso en algún jardín del edén si es que toda aquella basura del cielo era verdad.

Maricruz Montero